El silencio como medicina

No se si a ti también te ha pasado, pero ya hace tiempo que siento que el silencio es de vital importancia para mí. Es el único lugar donde mi alma se siente verdaderamente tranquila y en paz.

Nos encontramos en un momento muy importante como seres humanos a todos los niveles. La información nos llega constantemente desde múltiples canales. Sin embargo, cuanto más me informo más perdida me siento.
El “ruido” que impera en nuestra sociedad nos enferma y aleja por completo de poder vivir con salud.

La salud es un concepto complejo que se compone de múltiples capas.
En primer lugar se encuentra la salud del cuerpo. Esta es la que más conocemos y en principio más preocupa a la mayoría. Deseamos poder vivir libres de enfermedad y dolor. Que nuestro cuerpo no enferme depende de muchos factores. En un porcentaje muy alto, la salud depende de nosotros. De nuestra alimentación, de nuestro descanso, de la manera en que enfrentamos nuestra vida.
Pero no es así en todos los casos. Hay veces en que la enfermedad se presenta como camino de vida. Esta es una experiencia que nos puede brindar una maestría en el arte de vivir. Como cualquier maestría no implica un camino fácil.

El silencio es la puerta de entrada a las dimensiones de la consciencia que nos conectan con nuestra sabiduría interior. Sin silencio no hay conexión contigo mismo.
La salud no puede conseguirse sólo desde el cuerpo físico. El cuerpo emocional, el cuerpo mental y también el cuerpo espiritual, suelen tener las respuestas que necesitamos para sanar.
El silencio es “no acción”. Es la importancia de la escucha.
Cuando una persona se encuentra demasiado identificada con su mente le es muy difícil acceder a estos estados de consciencia.

El silencio y la respiración consciente tienen un potencial enorme para ayudarte.
Te invito a que si aún no lo haces compruebes sus efectos.
A veces el silencio es una energía que no es fácil de sostener.
En ese momento pueden aparecer multitud de sensaciones, sentimientos y pensamientos que te abruman y no sepas por dónde empezar.
Si es así no te preocupes. Confía. Sólo respira.
Si la sensación es demasiado intensa te recomiendo que busques acompañamiento de algún terapeuta que pueda ayudarte a poner orden en todas esas sensaciones.

Recuerda que todo eso que sientes eres tú mismo. No hay nada que temer. Tu alma pide ser escuchada.
El silencio será tu bálsamo.

¿Te animas a probarlo?